Rodolfo Walsh afirmaba que la escritura era un oficio violento. Siempre me ha gustado esa definición. Cuando escribo un texto, busco generar un impacto instantáneo. Un “cross a la mandíbula”, diría Roberto Arlt.

Sin embargo, no puedo decir que coincida con la definición. Para Walsh, un escritor debía denunciar al sistema y la escritura era en sí un campo para la acción política. Aunque me parece que eso está bien, no es el único de los usos que puede tener la literatura. Un cuchillo puede lastimar a una persona. Pero, también se usa para cortar la comida, o para operar a un enfermo y ayudarlo a sanar. No estoy diciendo que la escritura es un cuchillo, pero ciertamente es una herramienta. Una herramienta muy flexible: la historia de la humanidad comienza con la escritura, todo período anterior se conoce como prehistoria (antes de la historia).

El papel que ha tenido la escritura en el desarrollo del ser humano es absolutamente relevante: es el primer instrumento que ha permitido registrar los pensamientos de una persona en un determinado punto de su vida. Conocemos el pensamiento íntimo de Walsh porque lo registró en sus diarios. Por esa razón sus asesinos trataron de hacer desaparecer sus papeles además de su cuerpo: para desaparecer su pensamiento. Además, la escritura no solo ha constituido el primer medio de registro. Gracias a la invención de Gutenberg, ha sido también el primer medio de distribución masiva de contenidos. Todavía hoy en día, aun cuando contamos con tecnologías de registro de imagen y sonido, o medios que permiten la distribución instantánea de contenidos a nivel global, la escritura solitaria sigue siendo el medio más primordial para el registro de los pensamientos más complejos e íntimos.

Expongo estos temas porque a veces me pregunto mis propias razones para seguir escribiendo. Hace un tiempo que no escribo por acá. ¿Para qué escribo reflexiones, cuentos o poemas si no tengo interés en publicarlos? Creo que para mí la escritura es una herramienta de sanación. Escribo mis pensamientos para evitar que me ahoguen. Vivimos en un mundo imperfecto, impuro. Encontrarle un sentido a las cosas es necesario para levantarse todos los días a vivir la vida. Para conjurar un momento y lugar en el espacio-tiempo dónde todo se sienta correcto.

No sé si es un buen motivo para escribir. La verdad es que tampoco me importa.