“Uuuuh, tenés un montón de mocos voy a tener que mandarte antibióticos”. Esas palabras marcaron el inicio del período de inactividad de los últimos días. Si hasta la verdulera del supermercado chino que tengo enfrente me dijo “ya te preparo un paquete de verduras picadas para sopa” en cuanto me vió. Nada más trabajé ayer un momento breve corrigiendo unos assets de Unity3D para la materia de desarrollo de juegos que estoy dando en la Universidad de Palermo.

Resulta que una demo de inteligencia artificial que preparé para la clase del jueves se vió frustrada en parte (pude hacer la demostración pero los chicos no pudieron instalarla). Había unos prefabs que no funcionaban en las máquinas del labo. La razón de eso fue que preparé los prefabs en la versión 2018 y en el labo usan la versión 2017. Puedo entender hasta cierto punto que un proyecto sea incompatible entre versiones. Sin embargo, un prefab se supone que es solo una plantilla con propiedades. Deberían ser retrocompatibles (dentro de un nivel razonable). Ya estaba resignado a rearmar todos los recursos cuando se me ocurrió la idea de romper la conexión con el prefab, dejarlos como recursos comunes y empaquetar el nivel así. Por suerte funcionó, les pude enviarle las cosas a los chicos.

Aparte de eso fuimos a ver Avengers: Engame en la noche porque habíamos sacado las entradas hace varios días y no pensaba desperdiciarlas (ya es bastante caro ir al cine, incluso con descuento del 50%).