sin quererlo
desperté
justo antes
que el despertador
tomás ronroneó
y bailó
sobre mi panza
mariana
se levantó de buen humor
(¡oh milagro!)
prendí la máquina de
café
el aroma que despedía era
dulce
y placentero
canturreando una
melodía alegre
con la que había despertado
tosté el pan
y le unté manteca
estaba especialmente sabroso
encendí la radio de siempre
por una vez
el conductor del programa
no se hacía el interesante
no hacía
ni frio ni calor
y el sol saludaba
tímidamente
por la ventana
charlamos
ligeros
sobre esto
y aquello
¿y mi desayuno?
¿yo también quiero comer?
reímos
cuando el gato
subió a la silla
junto a la mesa
y comenzó a maullar
entonces
como todas las mañanas:
mientras ella se abrigaba
le preparé la vianda
y el termo de café
(indispensable)
le abrí la puerta
y nos besamos